Cada lugar a lo largo de un país tiene
una identidad propia. Cada estado se diferencia de otro por características
particulares: el clima templado, cálido o más bien frío, una población escasa o
densa, más o menos urbano, más o menos rural.
Todo lleva a conformar una cierta
forma de ser de cada estado en particular, sin mencionar por supuesto la
ubicación en el mapa y sus relaciones con los demás estados.
Si tenemos en cuenta podríamos considerar
al estado de Baja California Sur como un estado aislado de los demás ya que se
encuentre en el extremo sur de la
Peninsula de Baja California, unido al continente solo por su
límite norte y rodeado nada más que por aguas: las del Mar del Cortés y las del
Océano Pacífico que vigila silencioso su costa oeste.
Pero nada más lejos de la realidad de un
estado que recibe a miles de turistas de todo el territorio nacional cada día.
Y a ellos deben añadirse otros miles más que llegan desde otros países,
especialmente desde Estados Unidos, cuya cercanía permite una constante ir y
venir de turistas anglosajones.
Decíamos que cada estado tiene una forma
de ser. Pero al interior de cada uno de ellos, cada ciudad también se modela a
su forma, tal como sucede con Los Cabos, uno de los principales puntos
turísticos de la Península
de Baja California.
Dentro de este municipio, su cabecera, San
José del Cabo se comenzó a perfilar desde hace tiempo, no solo como uno de los
atractivos turísticos más importantes de Baja California Sur sino como un polo
artístico de creación y exposición de obras.
Esta parte de Los cabos es considerada el
centro histórico y artístico de la región y sus galerías y museos son parte de
una “caminata artística” que recorre cada punto del mapa en el que se exhibe
una obra de arte.
Algunas de las galerías que podemos
encontrar en San José del Cabo son:
Amber Gallery, Arte Julián García, Barrio Latino, Casa Don Pablo, Galería de Ida Victoria, La Dolce Galeria, Old Town Gallery y Pez Gordo, entre otras.
Amber Gallery, Arte Julián García, Barrio Latino, Casa Don Pablo, Galería de Ida Victoria, La Dolce Galeria, Old Town Gallery y Pez Gordo, entre otras.
La Galería
Old Town Gallery se encuentra en el número 20 de
la calle Álvaro Obregón, entre las calles Morelos y Guerrero, en pleno corazón
del llamado distrito histórico.
La galería tiene un agradable frente de color
blanco, pulcro y discreto que invita a pasar a los tímidos para conocer todas
las obras de arte que se hallan adentro.
La arquitectura del edifico que la aloja es de un
clásico estilo colonial, estilo con el que se han identificado las
construcciones mexicanas como si fuese un sello nacional y que es parte de la
identidad de los pequeños pueblos, que son quienes más conservan este tipo de
edificaciones.
La frase que identifica a esta galería es “México...
a través de los ojos del artista”, esto nos advierte la temática sobre la que
girarán las obras recopiladas en la muestra y que, como bien adivinarán, tiene
que ver con las representaciones gráficas del país, su cultura, sus espacios,
sus raíces, su historia y su presente, en la obra de artistas, ya sean
mexicanos o internacionales.
Esto da pie a una interesante reflexión por parte de
quienes admiren la exhibición, puesto que el espacio parece haber sido creado
para ello, para poder dar cuenta de cómo nos vemos y como somos vistos desde
otros ojos y cómo el arte ayuda a descubrir realidades muchas veces escondidas
tras el manto de un patriotismo orgulloso o en el peor de los casos de un
malinchismo extremo.
Poder ser testigos de una colección de obras cuyo
eje sea el territorio nacional nos obliga a enfrentarnos con viejos debate
sobre la unidad nacional, sobre el ser mexicano y qué significa ese concepto,
sobre la mezcla de los pueblos originarios y los conquistadores españoles y
sobre el espacio que le damos a nuestros compatriotas.
Quizás este no haya sido el objetivo primordial de la Galería Old Town
Gallery pero sin duda quien mire detenidamente puede realizar un juicio propio
sobre las maneras e mirarnos a nosotros mismos y la manera en que somos mirados
y como eso también determina la forma de pensarnos como nación.
Los viajeros tienen entonces la oportunidad perfecta
de acercarse a la cultura de una forma tan abierta como esta en la que se
exponen fragmentos de la identidad en las paredes de una casa con vestigios
coloniales, que nos sigue hablando de las huellas que tiene nuestra cultura y
de lo rica que sigue siendo en nuestros días.
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